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Crisis alimentaria: alertan que se redujo el consumo de carnes y huevos en 8 de cada 10 hogares de barrios populares


El dato surgió de un relevamiento de una universidad. Crónica, por su parte, habló con habitantes de zonas postergadas. Una mujer, madre de cuatro chicos, dijo que “sólo” pueden “comer una sola vez al día” y comprar alitas de pollo, porque están a $6.000 el kilo, mientras que los cortes de vaca más baratos rondan los $11.000.



El 81% de los hogares de los barrios populares del país pasó a comer menos carnes y huevos producto de la crisis.

Además, entre los que debieron ingerir menor cantidad de carnes, el 84% no lo pudo compensar aumentando la ingesta de ningún otro tipo de alimento. Y, de los que sí lo hicieron, el 73% incrementó el consumo de hidratos de carbono.

Los datos son interanuales: se compararon bimestres. Surgieron de un relevamiento que fue realizado entre marzo y abril últimos por la Universidad Popular Barrios de Pie.


El estudio fue hecho en barrios populares de 19 provincias y la Ciudad de Buenos Aires, donde fueron encuestados representantes de 5.357 hogares, donde viven 21.266 personas, 37% de ellas menores de edad.

Las provincias incluidas fueron Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.

En la muestra general de hogares del estudio, sólo el 4% refirió haber aumentado el consumo de carnes. Además, al preguntar acerca de qué tipo ingerían, si bien en el 91% de los domicilios se refirió comer de vaca, en el 75% se mencionó que se trató de cortes con alto contenido graso, como el de la carne picada, el osobuco, la falda y el espinazo.

Esto se da sobre un piso previo de inseguridad alimentaria alto, que varía entre 20% y 37% a nivel nacional”, consignó en un informe la Universidad Popular Barrios de Pie, promovida por la organización social homónima.


“Comemos una sola vez por día: compramos alitas de pollo, a $6.000 el kilo”, las penurias en primera persona

María tiene 45 años, es madre de cuatro chicos y vive en la zona de Zavaleta, en el límite de los barrios porteños de Barracas y Nueva Pompeya.

La mujer, en diálogo con crónica.com.ar, dijo este miércoles que en su hogar “una sola vez al día nada más se puede cocinar” por la falta de dinero y añadió: “Rara vez puede sumarse mate cocido con leche”.

Al preguntársele a María qué ingreso económico sostenía a su grupo familiar, contestó: “Tengo una ayuda habitacional, nada más”.

La mujer, consultada sobre si en su domicilio se ingería carne de vaca y huevos, respondió: “No. Los cortes más baratos están caros para nosotros. El osobuco, por ejemplo, está $11.000 o $12.000 el kilo, según la carnicería”.

María puntualizó luego que sólo puede adquirir “alitas de pollo, a $6.000 el kilo, que es lo último del pollo”.

Comemos una sola vez por día: compramos alitas de pollo, a $6.000 el kilo”, insistió por último.

A su turno, Natalia Molina, responsable del comedor popular "Sabor a Soberanía" de la zona Zavaleta, precisó en contacto con este medio que “más del 50% de los vecinos come una sola vez por día”.

La responsable del comedor social agregó: “Antes, tenían un desayuno, un almuerzo y por ahí cenaban. Ahora, la mayoría come sólo una vez al día y, a veces, sólo mate cocido con leche”.

Para las personas que no están en comedores comunitarios ni comen en la escuela, el almuerzo pasó a las tres de la tarde y a convertirse en la única comida en el día. Si uno va a sus casas a la mañana o al mediodía, no se ve nada parecido a la comida”, finalizó Molina.


Advertencia sobre consecuencias “irreversibles” para el organismo por deficiencia en el consumo de carnes y huevos

En el reporte, la Universidad Popular Barrios de Pie advirtió que “la sostenibilidad en el tiempo de esta situación es sumamente alarmante, porque no solo compromete el estado nutricional de la población, sino que se asocia con déficits irreversibles en el desarrollo de los niños que viven en estos contextos, a la vez que genera un acostumbramiento a dietas no saludables”.

Por su parte, el licenciado en Nutrición Ignacio Porras dijo a crónica.com.ar que, “por más que la carne en sí no es elemental para tener una alimentación completa, si es necesario vehiculizar los nutrientes que aporta mediante otros alimentos”.

El profesional completó: “Es acá donde resulta fundamental un Estado presente, que implemente políticas que garanticen calidad alimentaria y nutricional”.

El especialista alertó que “la emergencia alimentaria no debe limitarse a llenar panzas, sino también a nutrir cuerpos”.

Son necesarias políticas que hagan más accesible una variedad de alimentos frescos, como frutas y vegetales, además de semillas, legumbres, cereales integrales, leche fluida, carnes magras y huevo”, finalizó.



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