14/03/2023 | Pulso Noticias | Por WALTER AMORI
Mientras en las góndolas se comienzan a ver con mayor regularidad los octógonos negros en diferentes productos alimenticios, muchas empresas continuan sin cumplir la nueva normativa y abundan las artimañas para burlarla. A ello se suma la falta de controles. Lo analizamos con Ignacio Porras, licenciado en nutrición y Director de la Fundación SANAR
A través de los sellos las empresas están obligadas a brindarnos la información adecuada que tenemos que recibir para poder decidir sobre nuestra salud.
Luego de intensos años de debates y de un fuerte lobby empresarial de las alimenticias jugando en contra, el 12 noviembre de 2021 fue promulgada la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable (más conocida como ley de etiquetado frontal), a través de la cual las empresas están obligadas a brindarnos la información adecuada que tenemos que recibir como consumidores para poder decidir sobre nuestra salud.
Se trata de la información que se presenta de manera gráfica en la cara principal o el frente del envase de los productos, con el objetivo de garantizar una información veraz, simple y clara a los consumidores sobre el contenido nutricional de los alimentos, para permitirnos mejorar la toma de decisiones de los productos que elegimos en nuestra alimentación. A su vez, es una herramienta importante en la disputa por nuestra soberanía alimentaria.
La aplicación de la ley demandó un período de transición, ya que el 22 de marzo de 2022 fue reglamentada y luego las grandes empresas obtuvieron una prórroga de 180 días para implementarla y un período mayor fue contemplado para las pymes alimenticias.
De esa manera, en estos primeros meses de 2023 fue cuando comenzaron a verse de manera más sostenida la presencia de sellos de advertencia (octógonos negros con letras blancas que informan sobre la presencia de exceso de sodio, grasa o azúcar y advierten sobre el contenido de cafeína y edulcorantes), en diferentes productos y bebidas.
Pero, como dice el refrán, “hecha la ley, hecha la trampa”. Al mismo tiempo que comenzaron a vislumbrarse los octógonos también aparecieron una serie de artimañas de las distintas empresas y de los supermercados, así como en las estrategias de marketing para vulnerar la norma.
Ignacio Porras, licenciado en nutrición y Director de la Fundación SANAR, asegura a Pulso Noticias que con esas alteraciones “hubo un interés de desbaratar la ley” y que hay un proceso de “erosión” de la misma, donde Coca Cola aparece como nave insignia. Con él dialogamos acerca de las resistencias en esta primera etapa de aplicación de la ley de etiquetado frontal y las falencias en los organismos de control.
-¿Cómo estás viendo en general el cumplimiento de la normativa?
-“Vamos viendo cada vez más productos con sello, yo creo que ello es visible, está claro que no es homogéneo a lo largo y a lo ancho del país. Es verdad que hay un retraso por las prórrogas, los períodos de prórrogas eran parte de la ley, la empresas podían pedirlas. Lo que sucede es que esa información nunca fue transparentada por el Instituto Nacional de Alimentos (INAL), no sabemos qué productos han obtenido prórrogas y a la vez el INAL hace una interpretación al momento de la reglamentación y de enviar el manual de aplicación a las empresas que es muy a favor de la industria alimentaria”.
-¿En qué consiste esa interpretación?
-“La ley habla de tiempos para exhibir los sellos. Habla de exhibición de los sellos, no de producción colocando los sellos. La interpretación que hace el INAL, en su manual de procedimiento para implementar la ley, establece que las empresas deben empezar a producir los productos a partir de las fechas límites (en relación al tiempo que otorgan las prórrogas). Entonces, no es lo mismo que vos el 16 de febrero, fecha en que se venció la prórroga, tengas productos con los sellos pegados en góndola, porque se entiende que la prórroga terminó, a que hasta el dia anterior la empresa haya podido producir los ultraprocesados sin colocar los octógonos. ¿Por qué? Porque el factor stock es lo que hace la diferencia. Y, de acuerdo a la capacidad de producción de cada empresa y la presión que pueden llegar a generar sobre los supermercados para ampliar el espacio de acopio, puede generar que durante varios meses más se vean que esos productos que obtuvieron prórroga siguen sin mostrar las etiquetas con los sellos”.
-Por otro lado, hay muchas empresas que no están aplicando bien los sellos
-“Básicamente las que más incumplen son las bebidas azucaradas, las gaseosas, muchas de ellas tienen doble frente en sus etiquetas o directamente pusieron los sellos en la cara trasera del producto. Coca Cola diseñó una cara principal donde está el contenido neto, el código de barra, el nombre de la marca, pero hicieron en competencia una contracara con el logo mucho más grande. Entonces esto lo que logra es que, al momento de la disposición en góndolas por parte de los repositores externos, se coloquen a las bebidas azucaradas con el logo más grande para adelante y dejan los sellos en la cara trasera”.
-Un relevamiento realizado por la Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC Argentina) detectó que en el 83% de los comercios relevados, los sellos de los productos (sobre todo en frascos y botellas) no se encuentran visibles al consumidor. ¿La “trampa” tiene que ver con la acción de los supermercados o con el cambio de diseño de la etiqueta?
-“Hay una responsabilidad compartida. La ley hace responsable a toda la cadena productiva y comercializadora. Las multas pueden caer ante cualquiera. Una cosa es que Coca Cola haga una de esas estrategias para no exhibir los sellos y otra cosa es ir a los supermercados y ver los sellos para atrás. Eso es responsabilidad de quien comercializa. ¿Qué sucede con las grandes marcas? Cuentan con repositores propios, son repositores externos a los supermercados, entonces ahí ellos tienen una estrategia de marketing y los lineamientos que baja la estrategia a los repositores es propia de la empresa. Pero esto no deja de afectar la responsabilidad de los supermercados, de las superficies donde se exhiben esos productos”.
-Coca Cola fue una de las empresas que rápidamente exhibió los sellos, pero sin respetar lo que indica la normativa
-“Lo que se está viendo en el caso de Coca Cola es que los sellos son más chicos de lo que tienen que ser. Coca Cola más que a cumplir la ley salió a dar cátedra de cómo vulnerarla, porque la ley y su reglamentación son muy claras. Acá hubo un interés de desbaratar la ley. Incluso, la implementación ya de por sí es compleja y toda transición nos deja ese tiempo que es difícil de interpretar. Yo hoy no puedo decir como consejo nutricional ‘elegí lo que no tenga sellos’ porque mucho de lo que no tiene sellos es porque es del stock, porque fue elaborado antes de la fecha de prórroga, porque tuvo prórroga o porque está incumpliendo la ley”.
-Uno de los aspectos de la normativa tiene que ver con la eliminación de personajes de dibujos animados, superhéroes o de personalidades famosas en el packaging y las estrategias de marketing. ¿Ello se está aplicando?
-“Se está aplicando y todavía no he visto productos con sellos que convivan con dibujos animados. Por ejemplo, el packaging de Nesquik ya no tiene el conejo, pasó lo mismo con los helados congelados de la misma marca; también en Granix que tenía un león en la línea de copos azucarados y ya no lo tiene. Y después está lo que tiene que ver con publicidades en redes sociales, que es un nicho muy de niños y niñas y sobre todo de adolescentes. Allí hay una presencia fuerte de influencers, por ejemplo toda la línea rellena de Bagley fue promocionada en el verano por Topa, por Dani La Chepi, por un montón de gente, siempre en compañía de sus hijos o hijas. Hoy en día esas galletitas ya están etiquetadas entonces se tendría que frenar con toda esta campaña. Y hay marcas que están cumpliendo muy bien, que no se cuelgan del vacío que hay en las redes sociales, Milka por ejemplo es una marca que está cumpliendo muy bien. Llama la atención porque Milka es de la compañía Mondelez que también tiene Tang y Clight entre sus productos y que no están cumpliendo”.
-Una de las consecuencias positivas tiene que ver con la desaparición de “claims nutricionales” (packaging verde, leyendas como “0%”, “light”, “natural”, “de origen vegetal”, entre otras)
-“Sí, los claims nutricionales son mensajes complementarios nutricionales no obligatorios y al aparecer al menos uno de los sellos tienen que desaparecer y eso se está viendo que se cumple”.
Funcionarios que funcionan para las empresas
-¿En qué está fallando principalmente el Estado?
-“En Argentina no basta con que exista la ley, se requieren sistemas de vigilancia y de control de cumplimiento. Tiene que haber una decisión política de generar el control. Nosotros mandamos informes al INAL, sobre todo de Coca Cola, que fue uno de los primeros en salir (con los octógonos) y todavía no se implementó ninguna sanción. Yo se que la Fundación Interamericana del Corazón Argentina también envió un informe al INAL. Tenemos una industria que continuamente está presionando y está generando erosión de la ley. Por ejemplo, lo que vemos en el jugo Tang donde se hizo todo tipo de artimañas y estrategias de marketing. En la publicidad que hacen en televisión muestran a niños. Por más que estén las leyendas precautorias, por más que estén los octógonos, se siguen mostrando niños y eso está prohibido por la ley. Todos juegan a tirar de la soga, son muchas empresas tirando de la soga. Si el Estado está en crisis, bueno, hay que ir a las fuentes de financiamiento, que se generen las multas necesarias. ¿Por qué tenemos que tolerar que se burlen de una ley? Una ley no es una sugerencia, hay que cumplirla”.
-¿Esta inacción e incluso la falta de acceso a la información por parte del INAL tiene que ver con el poder que siguen teniendo las compañías para presionar y evitar sanciones?
-“Y la cercanía también. No olvidemos que cuando se discutía la ley de etiquetado frontal, que en realidad es la Ley de Promoción de Alimentación Saludable, con todas las regulaciones en los aspectos escolares, promoción y demás, en la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) se corría por derecha un proyecto industria friendly, que solamente usaba un etiquetado mucho más leve que el que se estaba discutiendo en Diputados, para recortar el alcance de la ley. Entonces, hoy quedó el control y la fiscalización en manos de la gente que estuvo queriendo competir con un proyecto de menor calidad, un proyecto no basado en evidencia científica sino en las presiones de la industria”.
-¿Está contemplada la inclusión en los planes educativos y en la alimentación de las escuelas?
-“Sí, claro. Ya se habilitaron dos cupos de 3000 inscriptos para docentes de educación inicial, primaria y secundaria, que es importante, se requiere de toda la comunidad educativa para que se puedan proteger los entornos de niños, niñas y adolescentes. Entonces ahí el Ministerio de Salud, en conjunción con el Ministerio de Educación, de Desarrollo Social están haciendo propuestas que son necesarias y están avanzando. Acá lo que no se ve es una correcta fiscalización, acá el INAL está ausente, la ANMAT está ausente. Son funcionarios que no funcionan o que funcionan discrecionalmente para las empresas alimentarias”.
-Desde la Fundación Sanar también vienen reclamando que se publique en el Boletín Oficial la actualización del contenido de grasas trans en alimentos, materias primas industriales y productos alimenticios, aprobada hace seis meses. ¿En qué consiste esta medida y porque aseguran que sin esta demora se podrían haber evitado 1000 muertes?
-“Se estima que por el consumo anual de grasas trans en altas concentraciones en Argentina se generan 2000 muertes anuales. Son muertes exclusivamente atribuibles al consumo de grasas trans que desencadena en enfermedades cardiovasculares. Como pasaron seis meses de la aprobación de la normativa, pero todavía no se publica en el Boletín Oficial, estimamos que cuando se empiece a cumplir 1000 muertes se podrían haber evitado. En Argentina nos estaban contando el cuento de que éramos libres de grasas trans y cuando las organizaciones de la sociedad civil empezamos a investigar encontramos en análisis químicos de las materias primas que se utilizan en la industria alimentaria para hacer, por ejemplo, los productos de panadería, una concentración del 40% de grasa trans. Esto hacía que vos consumieras el máximo que establece la OMS por día con media medialuna. Todo lo que se elabora y lo que se vende en el día no está envasado y no tiene la obligación de tener información nutricional, ni el estado de sus ingredientes, la población come sin ningún tipo de información. Está muy bien que haya productos que se elaboran y se venden en el día, pero tenemos que garantizar que no sean un riesgo para la población, porque esto, como siempre, va de la mano con una mayor demanda del sistema de salud, de un mayor costo en salud, que solventamos entre todos y todas”.
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